Where the wild things are.

sábado, 31 de marzo de 2012

Semana santa, bullas.

Nunca te planteas el reto que puede suponer meterte en una bulla de semana santa, aún habiéndolo vivido cada año entras sin pensar.
Tus amigas quieren entrar en la iglesia a ver cómo suben el cristo al paso, bien, vayamos todas puede ser bonito.
Una vez dentro, cuando intentas avanzar en esa masa de gente, comienzas a darte cuenta de que es bastante probable que estés cometiendo un error irreversible. Llegas a un lugar fijo, no es que te guste, es que no tienes opción de hacer un movimiento más, ya no hay salida.
Pero es genial, no ves nada en absoluto de lo que has ido a ver, es más, ni siquiera te va eso de ver pasos pero allí empiezas a experimentar sensaciones tan absurdas como divertidas.
La primera, gente que intenta pasar por encima del resto a base de empujones e indirectas de “que mala educación hay que tener”. Te ríes y les ignoras o saldrás perjudicado en medio del forcejeo con los codos.
Después los olores, ay no, que mal huele ese señor de ahí ¡es demasiado! Uf, intentemos olernos el pelo la una a la otra.
La bulla evoluciona poco a poco, casi parece que estas un paso más a la izquierda que hace media hora. Cada vez que hay un movimiento pones en práctica tu inventario de caras y expresiones tomadas de Barrio Sésamo o al estilo “un inglés en el metro”. Y te ríes de nuevo, una gracia en una bulla se eleva al cubo mientras el volumen de tu risa se ve oprimido por la vergüenza.
Casi no puedes pensar, ¿no hace demasiado calor? Mejor quitarse la chaqueta, pero con cuidado para no golpear al de atrás... eh, un momento, ¡el tipo de atrás es guapo! Un merecido golpe de suerte, esta pegado a ti desde las rodillas hasta el pecho y hace movimientos extraños. Vuelves a reír ¿qué más queda? Estás deseando salir, todas estáis deseándolo, pero parece que no hay oportunidad ni de girarse para mirar la puerta. ¡Ah! Esa pareja va a salir, ahora o nunca, hay que ir detrás de ellos o tendremos que esperar mucho más rato.
Bien, conseguido, estás fuera. Ya mañana te meterás en otra.