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martes, 7 de agosto de 2012

The Cavern Club, Liverpool.


Sólo decir ese nombre puede ponerme los vellos de punta, a mi y a millones de personas amantes de los Beatles. No es sólo un club, es la perfecta máquina del tiempo.
Y ahora lo veo diferente, cuando entré en la caverna no podía creerlo, "aquí empezó todo". Bajaba impaciente las largas escaleras circulares que conducían a la réplica exacta de lo que un día fue el local más afortunado de la historia, tuvieron a los Beatles. Cuando llegué y vi aquello, lo respiré... que calor, era auténtico.
Esa noche tocaron The Cavern Club Beatles, la banda residente del club. Unos imitadores de los Fab Four que conquistaron cada célula de mi cuerpo desde que pisaron el escenario.



Conseguí llegar a primera fila, no podía perderme eso. Para empezar, estaban distribuídos igual que los Beatles en una foto de cincuenta años antes que estaba colgada justo al lado del escenario. Después la imagen general, cuatro flequillos vestidos de negro, las mismas guitarras...
"Paul" estaba un poco entradito en carnes, pero era su cara salvo por los ojos azules. El "Paul" levantaba las cejas a modo cachorrito como el verdadero Paul lo hace, esa mirada perdida en algún lado sobre su cabeza, la forma de mover el bajo para llamar la atención... y bueno, la misma voz casi exacta, hasta hablando, que por cierto intervenía para hablar como si fuera el auténtico.
"Ringo" tenía parecido, teniendo en cuenta lo difícil que debe ser encontrar una cara como la de Ringo. Tenía la nariz, los ojitos caídos y esa sonrisa constante en el rostro. Fue genial darme cuenta de que sus manos estaban llenas de anillos e incluso una esclava de plata como el mismo Starkey en sus días. Cantaba igual y tocaba su batería moviendo la cabeza y el flequillo como si llevara haciéndolo de natural toda la vida.
"George" era tan igual... delgadito, los dientes grandes, las cejas largas. Cogía la guitarra de la misma manera que George lo hacía, tenía una práctica alucinante moviéndose en el escenario como él, el movimiento constante de pies y de cabeza... muy metido. Ya fue el colmo cuando vi que el chico a veces levantaba el labio solo por un lado, uno de los tics más característicos de George. Por no mencionar el increíble parecido en la voz y al hablar con el mismito acento cerrado de Liverpool.
"John" era otro clavo; la misma nariz, los mismos ojos como navajazos y una boca casi parecida, una complexión física considerable... Tenía muy pillada la postura de John Sobre el escenario, un poco abierto de piernas y con la guitarra muy alta cogida, flexionando las rodillas mientras canta. También tenía la voz como si el mismo John hubiera estado allí, y hablaba de la misma manera, con las mismas bromas que el hacía... con la actitud cogida a la perfección.
Juntos los cuatro me hicieron creer por un momento que no habían pasado cincuenta años, que las fotos eran recientes que las canciones estaban de moda. No me hacía falta cerrar los ojos para sentirme una groupie de los 60, pasando una noche agradable en El Cavern con los que serán los artistas más grandes de todos los tiempos, sin que nadie aún lo sepa. 
Ha sido un sueño, yo he estado en lo más cercano que hay ahora a un concierto de los Beatles, es bonito lo que hacen y cómo lo hacen. He sido la persona más feliz del mundo mientras ellos tenían la guitarra en las manos y decenas de personas fingíamos que todo era real.

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